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jueves, 15 de marzo de 2018

Ciencia sin Machismo en el CENPAT


“Te pago las pastillas anticonceptivas para que no te embaraces y no me atrases el laburo”, le dice un director de tesis a una becaria, durante su doctorado. Frases como ésta fueron recopiladas a principios de 2017, durante una convocatoria en Facebook que buscaba registrar y visibilizar las distintas situaciones de violencia machista que viven las Trabajadoras de Ciencia y Universidad. Este año, y tomando esa experiencia como antecedente, la colectiva Ciencia Sin Machismo (@MujeresCENPAT en Twitter) elaboró una encuesta sobre la misma temática, pero en un escenario local: el Centro Nacional Patagónico de Puerto Madryn.

Mujeres en la Ciencia

Según datos actuales de la UNESCO, nuestro país es uno de los que poseen mayor porcentaje de mujeres activas en ciencia, a nivel mundial. “Si bien esta información parece alentadora y se han hecho avances en relación a la igualdad de género en el ámbito científico, las mujeres están aún sub-representadas”, indican las trabajadoras del CCT CONICET CENPAT en un comunicado. “Esta desigualdad es una expresión más de violencia machista, entendida como aquella que se ejerce sobre la mujer, por serlo o sentirlo, en el marco de una relación desigual de poder. Afecta la vida, la libertad, la dignidad, la integridad física, psicológica, sexual, económica o patrimonial”, sostienen.
Soledad Leonardi, Virgina Ramallo y Florencia del Castillo son algunas de las integrantes de esta colectiva, que el pasado 11 de febrero (Día de la Mujer y la Niña en la Ciencia) lanzó la encuesta. “Hablamos de ser o sentirse mujer porque no hablamos netamente de un condicionante biológico al ser víctima de estas situaciones”, explica Ramallo. Y agrega, “La encuesta es muy breve, con pocas preguntas, como por ejemplo, ‘Alguna vez sentiste o fuiste testigo de alguna de las siguientes situaciones...?’ Y en ese enunciado hay más de veinte opciones que van desde lo que una asocia de manera inmediata con violencia machista, como ‘asalto sexual’, hasta cualquier otra situación que en el ámbito laboral, y específicamente en nuestro rubro del trabajo en ciencia, pueda afectar el trabajo de una mujer. Por ejemplo, que te restrinjan las tareas en el grupo por considerar que las de menor importancia son naturalmente parte de tu trabajo, como hacer el mate, que tengas que hacer el café siempre vos...

FdC: Preparar la comida o encargarte de llevarla a las reuniones…

SL: También la idea es un poco que nosotras nos demos cuenta de qué situaciones que quizá todas tenemos naturalizadas son actos de violencia: un comentario inapropiado, cómo te viniste vestida, que si estás embarazada, soltera, casada, te divorciaste... todas esas cosas que para todos son normales, pero que en realidad son micromachismos.

El armado del cuestionario, según nos cuenta del Castillo, puso varios supuestos en cuestión, ya que no todas las mujeres miran el feminismo de la misma forma. “Fue producto de un grado de discusión interna. Apuntamos a que esta encuesta nos lleve a más discusiones y que crezca como aprendizaje para las que estamos en esto y para los que no participan.”

Estado del arte

En febrero del año pasado, el colectivo de Trabajadoras de Ciencia y Universidad abrió una convocatoria en su página de Facebook para reunir frases y anécdotas en el ámbito científico y universitario de todo el país. Las historias, aún disponibles en la red social, dan cuenta, por ejemplo, de directoras de grupos de investigación que prefieren tener becarios varones porque "las mujeres son complicadas".  A partir de estos datos, desde Ciencia Sin Machismo comenzaron a dar forma al proyecto local. “Podemos tener datos de otros lugares, pero queremos saber qué pasa acá", plantean. “Que cuando nosotras digamos el 8 de marzo, que tal cantidad de mujeres del CENPAT sufrieron alguna situación de violencia se entienda que es algo que nos está pasando a nosotras, y que también nuestros compañeros varones se den cuenta de que es una situación que vivimos habitualmente”, resume Leonardi.

Géneros, Machismos y Millennials

¿Y qué pasa con esos compañeros varones que son aliados en esta lucha feminista?

VR: Primero se sorprenden. A mí me da como una mezcla de ternura, porque hay una diferencia generacional. Yo tengo 42 años y mis compañeros de grupo tienen 25. Entonces te encontrás con esto de la generación de los "millennials", que de verdad han crecido en un mundo distinto, ¡de verdad que ven las cosas de otra forma! Cuando les cuento que al día de hoy a mí, que tengo la edad de sus viejas, en la calle me dicen cosas y cito lo que me dicen, ¡se quedan pasmados! Les resulta absolutamente irreal que eso pueda suceder. Y eso te da una luz de aliento, porque las nuevas generaciones viven otro mundo, reproducen otro mundo, gestan otro mundo. Pero, a la vez, ellos no saben que esto pasa. Por eso me parece que es bueno encontrar aliados mostrándoles que esto sigue sucediendo. No es algo que pasó en otro siglo, o en otra parte del mundo. A lo mejor uno lo relaciona con otros estamentos de la sociedad, piensan "esto te puede pasar más... no sé, en la calle, no te puede pasar acá adentro en el CENPAT donde somos compañeros, donde nos reúne a todos una misma institución". No. Pasa igual, es transversal en todas partes.

Lo anónimo es colectivo

Según el último registro oficial, del año 2017, son ciento ochenta y seis las mujeres que trabajan en el CENPAT, lo cual incluye no solo a científicas, sino también a personal de otras áreas, como Administración o Mantenimiento e Higiene. En once días ya habían participaron ochenta y cuatro poco más del 45% del total, mayormente ubicadas en la franja etaria que va de los 30 a los 40 años. Y el contador sigue girando hasta el 7 de marzo. “Mucho más de las expectativas que teníamos”, apunta Del Castillo. “Pensábamos que no seríamos más de veinticinco. Para nosotras también es una sorpresa.”

¿Cuál es la idea para la presentación de los resultados?

SL: La idea es el 7 de marzo dejar todo preparado para que el 8, cuando vengan a trabajar nuestros compañeros, ya que nosotras adherimos al paro, estén presentados los resultados para después, a la semana siguiente, desarrollar algún tipo de actividad y discutirlas. Por eso estamos trabajando con los chicos de Comunicación.

El método científico inductivo plantea ir de lo particular a lo general. No estaría mal entonces observar aquí un fenómeno que va del testimonio personal a la conciencia colectiva. Ramallo nos cuenta: “Nosotras pedimos que no se den nombres, pero es bueno que se sepa quiénes son, por este ejercicio de la reflexión, que a nosotras nos toma mucho y que intuitivamente vamos haciendo. Porque primero es como un malestar lejano, una situación que te deja molesta incluso a nivel físico.  Entonces eso que empieza por una y que también es un proceso muy lento, creo que verlo tiene un peso distinto”, sostiene. Entonces, hace su aporte Del Castillo: “Incluso para nosotras que somos más grandes de edad y que hemos pasado ya por aquellas etapas de becarias, es bueno transmitir qué cosas dentro de la academia o del ámbito laboral son atravesadas por cuestiones de acoso, o de acoso y jerarquía, las dos cosas. Y está bueno transmitir que eso no es normal. Es bueno transmitir que alguien lo pensó y que los demás vean que hay un grupo de gente que piensa que eso no es normal.

La Dra. Virginia Ramallo es bioantropóloga. Trabaja sobre mestizaje en poblaciones humanas actuales y su relación con la incidencia de enfermedades complejas. Es investigadora adjunta del CONICET y trabaja en el  Instituto Patagónico de Ciencias Sociales y Humanas (IPCSH).

La Dra. Florencia del Castillo se especializa en antropología digital y también es investigadora adjunta del CONICET en el IPCSH.

La Dra. Soledad Leonardi es parasitóloga, investigadora asistente en el Instituto de Biología de Organismos Marinos (IBIOMAR).

Contacto: cienciasinmachismo@gmail.com Twitter: @MujeresCENPAT Intagram: @cienciasin

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