Cuerpos que escriben en la playa pidiendo auxilio para la ciencia y la educación.
Cuerpos que aprenden a leer entre sus pliegues que todes somos sexuades. Cuesta la teoría de géneros en esta boca hispanohablante. Hay que inventar y desandarnos.
Cuerpo que mezcla tiempos, atrasa y adelanta: el lunes pasado, ausente sobre la hora, tuve que guardar mi editorial hecha con pocas luces y muchas letras. Ahora releo y me encuentro con un panorama engañoso: en la famosa vorágine y la inmediatez que nos sacude día a día, parecen haber quedado en la prehistoria de los clicks y compartidos las páginas que hablan de policías golpeadores de Madryn, o la visita del Kandidato a la ciudad.
Refresco la página que leo en mis manos, porque sigo leyendo mi cuerpo, con mala letra y sin renglones. Más cerca en los días se replican las frases de Cristina en C5N: candidata y Ni Una Menos llegan con su eco hasta acá. Acá. K.
Cuerpos saludables, Caterva a la intemperie, esténciles y abrazos domingueros en el patio frío de la Escuela del Pujol. Y los cuerpos vecinos-vecinas, dónde están?
Así me quedo, mientras escribo y pienso: cuál es el cuerpo que se rompe cuando tocan a la ciencia? Quién pone el cuerpo sostenidamente cuando se meten con la educación? Lloran las cuerpas embarazadas cuando se exige ABORTO LEGAL, SEGURO Y GRATUITO como si por ello el embarazo deseado y no interrumpido se convirtiera en crimen. Qué parte de nuestros cuerpos es interpelado cuando aquellos otros cuerpos que llevan más transitado el camino nos invitan a resignificar?
Tu cuerpo… sabe decir basta?
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